Valladolid. Como cualesquiera otra de nuestras ciudades, hoy nos desvela ese misterioso encuentro de tiempos. Ayer rescatado del olvido por las piedras centenarias, del olvido y la ruina... porque la vida -también de las ciudades- se agota lentamente en el tiempo. Ayer revivido con otro ritmo, bajo otras luces, entre otras gentes... Ayer que ya no es ayer. Ayer que fue... Ayer perdido...
Las piedras quisieran renacer, pero no pueden. Las sombras no son sino ausencias que acarician esas piedras olvidadas.
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Valladolid. Como cualesquiera otra de nuestras ciudades, hoy nos desvela ese misterioso encuentro de tiempos.
Ayer rescatado del olvido por las piedras centenarias, del olvido y la ruina... porque la vida -también de las ciudades- se agota lentamente en el tiempo.
Ayer revivido con otro ritmo, bajo otras luces, entre otras gentes...
Ayer que ya no es ayer.
Ayer que fue...
Ayer perdido...
Las piedras quisieran renacer, pero no pueden.
Las sombras no son sino ausencias que acarician esas piedras olvidadas.
Ayer, en Valladolid.
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