La voluntad de perdurar
Y cuán fácilmente olvidamos algunas de las palabras que, en los latidos, sentimos. Aquí recupero un poema de Ángel Crespo, que quizá conozcáis precisamente por sus traducciones de Pessoa.
La voluntad de perdurar
de todo lo que es frágil
canta en la avena loca, en las avenas
en cultos surcos, de amarillo armadas,
y canta en estos versos
que bajo el sol despegan,
se alzan -llegan ya al sol-
y abatidos, quemados, mis propios labios hieren.
Voluntad de lo frágil
frente a la tozudez hermosa de lo duro,
que el tiempo va minando
y reduciendo a débiles cenizas.
Así la roca alta
en la que sólo posan el águila y el cuervo
-y en no larga ocasión la mariposa-,
en diminutas piedras se redime
y se sublima en chinas, polvo y tenue
materia que mi lengua impregna mientras canto.
Suave polvillo por mi frágil verso:
voluntad imperiosa
de ser cuando la roca ya no sea.
de todo lo que es frágil
canta en la avena loca, en las avenas
en cultos surcos, de amarillo armadas,
y canta en estos versos
que bajo el sol despegan,
se alzan -llegan ya al sol-
y abatidos, quemados, mis propios labios hieren.
Voluntad de lo frágil
frente a la tozudez hermosa de lo duro,
que el tiempo va minando
y reduciendo a débiles cenizas.
Así la roca alta
en la que sólo posan el águila y el cuervo
-y en no larga ocasión la mariposa-,
en diminutas piedras se redime
y se sublima en chinas, polvo y tenue
materia que mi lengua impregna mientras canto.
Suave polvillo por mi frágil verso:
voluntad imperiosa
de ser cuando la roca ya no sea.
Y así es. Se reproduce lo minúsculo para perdurar siendo otros, dándose para la eternidad. Y la roca arrogante se aniquila, entregándose también para la eternidad, aunque sucumbe ante el ímpetu del tiempo, disgregándose en lo minúsculo.
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